lunes, 22 de junio de 2009

Yo ya no pido café

Se supone que "la última sensación es la que queda", que debería tenerse especial cuidado con ella. Pues bien, con honrosas excepciones, los restauradores españoles o no se han enterado o les da igual, porque el maltrato al que someten al café en sus locales es impeninetente. Da igual que sean de alta gama o modestos, tradicionales o cool, mediterráneos o asiáticos... Decepción asegurada en la mayoría de casos. Mala materia prima a menudo, nulo interés en su realización casi siempre y falta de variedad en las preparaciones por descontado. Y encima, a precio de oro negro. Por eso, cada vez más menudo, ya no pido café en los restaurantes.

PD: ¿Excepciones? El café molido delante del cliente de El Serbal (Santander), los capuccinos de Boccondivino y La Nonna (Madrid) o los cafés helados del Capuccino (Palma de Mallorca) se llevan mis mejores recuerdos. Y si no hay ganas, que hagan como la castiza Taberna El 9, que los sirve de Nespresso y lo pone claramente en la carta, perfectos para salir del paso con mucha dignidad
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